Hace tiempo que dejaron de importarnos ciertas cuestiones. No nos preguntábamos el por qué de determinados temas. Simplemente seguíamos adelante sin parar, con tesón sin impunidad. Nada nos detenía, salvo algún bache o algún hoyo en el camino, pero siempre nos recuperábamos. Quién nos iba a detener..
Sin embargo todas las preguntas supuestamente superadas han vuelto para hacernos daño. Están aquí de nuevo para sobrecogernos y hacernos sufrir. Dudas, dudas, preguntas sin respuestas revolotean por la habitación.
A pesar de que tenemos una montaña de cosas que nos distraen, una cantidad ingente de actividades que nos evaden, es imposible escapar a estas ideas, a estos pensamientos punzantes que nos recorren el cerebro casi machacándolo con su repetitiva cantinela. Logran casi hacernos temblar de lo poderosas que son.
Más no quiero y no puedo dejarme llevar por esta inmensidad falsa que no hace más que confundirme, que me dice lo que no es real pero tampoco me confiesa lo que sí lo es, que no me pone los puntos sobre las íes, que no consigue que yo me fíe.
Caminar por las calles cada vez parece más frío y sobrecogedor. ¿Será la muerte la que acecha? Por supuesto que no, la muerte no acecha, ella espera a que nosotros vayamos a verla.
Sin embargo todas las preguntas supuestamente superadas han vuelto para hacernos daño. Están aquí de nuevo para sobrecogernos y hacernos sufrir. Dudas, dudas, preguntas sin respuestas revolotean por la habitación.
A pesar de que tenemos una montaña de cosas que nos distraen, una cantidad ingente de actividades que nos evaden, es imposible escapar a estas ideas, a estos pensamientos punzantes que nos recorren el cerebro casi machacándolo con su repetitiva cantinela. Logran casi hacernos temblar de lo poderosas que son.
Más no quiero y no puedo dejarme llevar por esta inmensidad falsa que no hace más que confundirme, que me dice lo que no es real pero tampoco me confiesa lo que sí lo es, que no me pone los puntos sobre las íes, que no consigue que yo me fíe.
Caminar por las calles cada vez parece más frío y sobrecogedor. ¿Será la muerte la que acecha? Por supuesto que no, la muerte no acecha, ella espera a que nosotros vayamos a verla.
un día frío