Querida mamá:
Te quiero, quiero que lo sepas.
La vida pasa rápida y sin que nos enteremos era lo que siempre me decías. Supongo que tenías razón, qué mierda que la experiencia la tengamos solamente cuando ya no la necesitamos. Me gustaría decirte que todo va bien y que voy en Navidad a verte pero la verdad es que estoy escribiéndote esta carta desde la habitación del Hospital de Quito.
Los médicos me han dicho que no me puedo mover y que me quedan algo más de 48 horas. Así que cuando estés leyendo esta carta yo ya no estaré aquí. Sé que no es justo enterarse así pero ¿qué lo es?
Un beso y un millón de abrazos de tu hijo que te quiere más que a nada en el mundo.
Luis
la vida no espera ni a los buenos ni a los malos